Hace unos pocos días, como cada principio de noviembre, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) publicó los datos de usos de animales en investigación, enseñanza y otros fines, como viene haciendo cada año, en cumplimiento de la legislación europea y nacional. Los datos siempre corresponden al año anterior. Luego, ahora, en 2022, conocemos los datos de usos de animales correspondientes a 2021, de todo el país, a partir de los datos que facilitan las comuninades autónomas (competentes en esta materia) al MAPA. Este es un importante ejercicio de transparencia que hay que agradecer al MAPA, para que todos podamos conocer cúantos animales se han destinado a investigación, docencia y otros fines, de qué especies, qué tipo de procedimientos, si son o no modificados genéticamente y diversos datos adicionales. En este mismo blog podéis encontrar mensajes anteriores en los que ido comentando la publicación de estos mismos datos de usos de animales relativos a los años 2020, 2019 y 2016.
Desde 2016, y dentro de las actividades del acuerdo COSCE por la transparencia en experimentación animal, al que ya se han unido 160 instituciones de todo el país, vengo usando estos datos oficiales de número de usos de animales que publica el MAPA para analizarlos y graficarlos, para poder tener una perspectiva histórica y poder ver la evolución de estos valores. Podéis encontrar los análisis que he realizado correspondientes a 2016, 2017, 2018, 2019, 2020 y ahora el de 2021 en la pestaña de informes de transparencia de la web del acuerdo COSCE.
Las estadísticas del número de usos de animales en investigación, docencia y otros fines correspondientes a 2021 deberían haber sido relativamente similares a las de los años inmediatamente anteriores, con ligeras variaciones al alza o a la baja. Pero no ha sido así. Puesto que el número total de usos de animales para los fines indicados no solo no había disminuido sino que había aumentado considerablemente, nada menos que un +69% desde el año anterior (2020), habiendo pasado de documentar 761.012 usos en 2020 a 1.289.315 en 2021. Y saltaron inicialmente las alarmas. ¿Cuál es la explicación?
La explicación, que aparece recogida en el informe publicado por el MAPA, es la inclusión de un solo proyecto de experimentación animal, no invasiva, en piscicultura que involucra más de medio millón de larvas de lubinas, que llegaron a la fase de larvas de alimentación autónoma y, por ello, según la Directiva Europea 2010/63/UE y nuestra legislación RD53/2013 y Ley6/2013, deben ser contabilizadas individualmente como animales de experimentación. Un solo proyecto añade 526.820 usos, casi quintuplicando el uso de peces registrado el año anterior. Unido a ello también el informe MAPA recoge que ha habido un aumento de proyectos de experimentación animal autorizados en 2021, superior al número de proyectos que solían autorizarse antes de la pandemia COVID-19.
Este dato de las (larvas de) lubinas distorsiona fuertemente los datos globales que requieren ser analizados en detalle y en contexto para observar la evolución temporal adecuadamente, desde que tenemos datos (desde 2009 hasta 2021). Como se ilustra en las fotografías de portada estamos contabilizando centenares de miles de larvas de lubina con alimentación autónoma (número estimado, imposible contarlas individualmente) y dándoles el mismo valor que el de cualquier cerdo, primate no humano, perro, gato, rana, pollo, conejo, oveja, vaca, caballo, cabra, ratón o rata que también tenemos que contabilizar individualmente. Sensu stricto esto es lo que hay que hacer, es lo que dice la ley. Pero, lo siento, me temo que sigue sin tener sentido.
La empatía y exigencia de bienestar animal que la sociedad siente con los mamíferos no es en absoluto comparable con la que siente con los peces. Esto es así. De hecho, sorprende que muchos «métodos alternativos» a la experimentación animal están basados en el uso de peces (pez cebra) en lugar de mamíferos, cuando tanto los peces como los mamíferos son animales. Lo que subyace es una obvia menor empatía hacia los peces. Deberíamos encontrar una manera para contabilizar estas actividades de forma independiente, separada, para que no distorsionaran la perspectiva y no nos llevaran a concluir que hemos aumentado de forma considerable el número de usos de animales dedicados a la investigación, docencia y otros fines. Porque no es así. Porque los números de usos de animales espectacularmente elevados de 2021 son debidos a un solo proyecto con larvas de lubinas que trastocan y alteran la serie temporal.
Por todo lo anterior he transformado los datos oficiales del MAPA eliminando los datos de peces de todos los totales anuales desde 2009 hasta la actualidad. En 2009 y 2010 pasó algo similar, con un volumen inusualmente mayor de peces utilizados, tal y como ha sucedido en 2021. Cuando graficamos los usos de animales «sin» los peces el paisaje cambia diametralmente, y se obtienen unos números mucho más equilibrados y sostenidos en el tiempo, con un descenso moderado, pero descenso, entre 2009 y 2021, que puede cuantificarse en un -17% (y un ascenso muy pequeño desde 2020 de un +3%). Y estos datos tienen mucho más sentido. Son mucho más lógicos.
En relación con la reutilización de animales para experimentación (algo que puede ocurrir con animales de gran tamaño, de granja o perros) el número de reutilizaciones es relativamente marginal. Se contabilizan 17.455 reutilizaciones (que deben ser valoradas, desde el punto de vista del bienestar animal, antes de ser acometidas) frente a un total de 1.271.840 usos únicos/primera vez.
La siguiente pregunta que nos podemos hacer es ¿para qué usamos los animales de experimentación? En relación con su finalidad los datos son muy claros. Hasta un 88,5% de los usos de animales reportados se dedican a investigación. Seguidos de un 10,4% dedicados a usos reglamentarios (p.e. es necesario usar perros para validar la seguridad y eficacia de determinados medicamentos, como las terapias génicas de enfermedades metabólicas, antes de saltar a los correspondientes ensayos clínicos, siguiendo la normativa. O, por ejemplo, es necesario el concurso de primates no humanos, reglamentariamente, para proceder a la fase II de los ensayos clínicos de candidatos vacunales en seres humanos). El resto, con porcentajes minúsculos, son destinados a enseñanza y otros, con una obvia reducción en estos parámetros. De nuevo aquí las lubinas (que se dedican a investigación) empujan hacia arriba el porcentaje que tradicionalmente ha oscilado alrededor del 80%.
En relación con el tipo de procedimientos aplicados vuelve a suceder que la inmensa mayoría de ellos tienen una severidad leve o moderada (91%) y solamente un reducido número de ellos (6%) se consideran severos y han sido autorizados como tales, justificadamente, de acuerdo a las necesidades experimentales (p.e. desarrollo de nuevos analgésicos, ayunos significativos, inoculación de tumores que causan metástasis…).
En cuanto al uso de organismos modificados genéticamente (OMG) en estos animales aumenta la proporción de los que no han sido modificados genéticamente (hasta el 79%), de nuevo debido a las lubinas. Apenas un 3% de los OMG que se reportan están asociados a patologías, mientras que el 18% restante no lo están. Consultando la serie histórica se observa un mantenimiento de las proporciones, aproximadamente, algo distorsionado, nuevamente, por el inusual número de usos de peces contabilizado.
En relación con las especies que se utilizan mayoritariamente este año 2021 hay un cambio, esperado, que nuevamente viene de la mano del medio millón de lubinas. Esto dispara el porcentaje de peces hasta el 48% de todos los animales usados, constituyéndose en el primer puesto. Seguido de los roedores que, esta vez, ceden el primer lugar a los peces y se quedan en un 40%, en segundo lugar. Las aves, que en 2020 ocuparon el segundo puesto, pasan a un tercer puesto con un 9% del total de usos reportados. Y el resto de especies y animales acumulan unos usos mucho más limitados.
Si ahora nos fijamos en más detalle en los dos grupos mayoritarios de animales usados durante 2021, peces y roedores, veremos que, en lo que respecta a peces, el 86% son lubinas, seguidas de otros peces, peces cebra y salmónidos, a mucha mayor distancia. Y en lo que respecta a roedores, de nuevo, el uso muy mayoritario (89%) corresponde a ratones, seguido de ratas (9%), cobayas (2%) y otros roedores. Exactamente se usaron 526.820 lubinas y 463.290 ratones en 2021 en España.
Entrando a valorar los usos de animales por especie o grupos de animales, se puede indicar que hay ligeros aumentos de usos en roedores (+8,34%), conejos (+6,66%) y cerdos (+16,87%), mientras que el uso de aves disminuyó considerablemente en proporción (-16,77%). Es importante fijarse en la escala de cada una de estas gráficas. Mientras que en roedores y aves hablamos de centenares de miles, en conejos y cerdos bajamos un orden de magnitud para hablar de miles de individuos.
Si nos fijamos en los animales puramente de granja se observa un descenso en el uso de bóvidos (vacas) (-4,85%), de cabras (-28,38%) y de ovejas (-8,49%), junto a un aumento en el uso de équidos (caballos, burros) (28,94%). Las ovejas se usan como modelo animal de diversas enfermedades humanas. Las cabras, ovejas y caballos se usan como modelo animal para testar procedimientos de ortopedia para reparar articulaciones dañadas. Todos estos grandes animales de granja, incluyendo a los cerdos, también se usan para desarrollar y validar procedimientos quirúrgicos innovadores, antes de ser testados en seres humanos.
El siguiente grupo de especies a valorar es el que genera una mayor empatía social, dado que incluye a animales habitualmente usados como mascotas, como los gatos o los perros, y animales muy parecidos a nosotros, otros primates no humanos, como el macaco cangrejero. Se aprecia un ligero descenso en gatos (-4,88%), un aumento en perros (+44,23%) y primates no humanos (+32,42%), que tienen que ver con un aumento de procedimientos reglamentarios, y también un aumento más reducido en otros mamíferos carnívoros (+14,77), que incluye a los hurones. Pero quisiera hacer notar, en porcentajes relativos, que el número de gatos (0,06%), perros (0,09%) y primates no humanos (0,05%) representan, en conjunto, los tres tipos de animales, solamente el 0,2% de todos los usos de animales reportados en 2021, el 2‰, un valor muy reducido en relación con el total de animales de experimentación usados en España.
El último grupo de animales a comentar incluye a los anfibios, cuyo uso ha disminuido (-38,60%); a los reptiles, cuyo uso se ha disparado enormemente (+382,50%), y a los cefalópodos (pulpos, sepias y calamares), cuyo uso ha aumentado (+58,45%), el único grupo de animales invertebrados sometidos a protección, tanto por su inteligencia (cualquiera que haya visto el documental «Mi maestro el pulpo«, también traducido por «lo que el pulpo me enseñó» puede dar fe de ello) como por su capacidad de sentir dolor.
Para finalizar este artículo incluyo una gráfica resumen que recoge las variaciones porcentuales en el uso de los diferentes tipos de animales observadas en 2021, en relación con 2020. Destaca el valor casi quintuplicado de los peces (debido al medio millón de lubinas), y al aumento considerable de reptiles (en relativo, que casi cuadriplica el número usado el año pasado). El resto de animales tienen variaciones mucho menores, destacando el descenso de aves, vacas, cabras, ovejas, gatos y anfibios.
Os invito a que consultéis estas gráficas y las uséis en vuestros seminarios, webinars y clases para hablar, con datos, sobre experimentación animal, con este conjunto de diapositivas que cubre el rango 2009 a 2021. Creo que este es uno de los ejemplos más directos de transparencia: contar a la ciudadanía cuántos usos de animales se acumulan en un año determinado y a qué se destinan estos animales (recordad, en un 88,5% a la investigación).
Unos agradecimientos para terminar. A las personas responsables de compartir estos datos del MAPA, por su eficaz labor recabando los datos de las Comunidades Autónomas (CCAA), compilándolos y compartiéndolos desde el ministerio. Y una nota de recuerdo y alerta para algunas CCAA. Este año se notifica en el informe que los datos aportados por dos CCAA (Andalucía y País Vasco) son incompletos. En 2019 fue Castilla y León quien no proporcionó datos al MAPA. Es extraordinariamente importante que todas las CCAA entiendan la relevancia de proporcionar anualmente al MAPA todos los datos de los usos de animales que tienen registrados en sus territorios. Sin su colaboración no es posible poder contar con valores correctos e informativos.
¡Transparencia ante todo!
Nota final: el 8 de noviembre se presentó el quinto informe anual del acuerdo COSCE por la transparencia en experimentación animal, preparado por EARA, con, en ese momento, 159 instituciones adheridas. Podéis leer el informe completo y la nota de prensa en la web del acuerdo COSCE. Esta presentación se recogió en prensa en varios medios.
Una versión resumida de este artículo se ha publicado en The Conversation el día 28 de noviembre de 2022.
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