¿Puede morir una persona por su albinismo?

Por Lluis Montoliu, el 13 junio, 2023. Categoría(s): albinismo • asociaciones de pacientes • diagnóstico genético • divulgación científica • enfermedades raras • genética • pacientes • pigmentación ✎ 3
Miembros de la HPS Network en una reciente conferencia sobre HPS en San Juan, Puerto Rico, a la que asistí. Foto: LM

Hoy 13 de junio se celebra el día internacional del albinismo, del cual se hacen eco asociaciones de personas con albinismo de todo el mundo, como la española ALBA, la asociación para la ayuda a personas con albinismo. Aunque, siendo exactos, la denominación completa es el Día Internacional de Concienciación (o sensibilización) del albinismo, instituido por Naciones Unidas en 2015, para recordar a este colectivo de personas y a su sufrimiento, discriminación y ataques que sufren en algunas partes de este planeta debido a esta condición genética. No es lo mismo nacer con albinismo en Europa que en África.  Como cada año aprovecho para preparar algún texto original, relativo a esta condición genética. Hoy quiero compartir esta reflexión sobre la gravedad del albinismo, por ser un tema creo ampliamente desconocido.

Yo llevo más de 30 años investigando sobre albinismo, una condición genética poco frecuente que afecta en Europa y Norteamérica a 1 de cada 10,000-20,000 personas nacidas y que es mucho más frecuente en África, con valores que oscilan entre 1 de cada 1,500-6,000 personas. Durante años el albinismo se asoció a una alteración dermatológica, un problema de la piel, debido a la evidente carencia o disminución de la pigmentación, de la melanina. Y de hecho el albinismo se incluía y estudiaba desde la dermatología. Eran pocos genes los que todavía se conocían, cuyas mutaciones causaban albinismo. Con el paso de los años y con el acúmulo de investigaciones se constató que la discapacidad más importante de las personas con albinismo era la visual, por su agudeza visual limitada (habitualmente inferior al 10%, lo que significa que son considerados ciegos legales), su falta de la parte central de la retina (la fóvea), su fotofobia, su nistagmo (movimiento pendular, frecuentemente horizontal, de los ojos) y su visión estereoscópica limitada. Y entonces el albinismo pasó a investigarse como un trastorno oftalmológico, como alteración primaria, que, en ocasiones (no en todos los casos) conllevaba también una pérdida de pigmentación. La falta de pigmentación dejó de ser considerada la causa del albinismo para ser considerada una de sus consecuencias.

Últimas jornadas presenciales sobre albinismo organizadas por ALBA en El Escorial (Madrid) en septiembre de 2022. Fotografía: Lluís Montoliu

Sin embargo, sea con la consideración de un trastorno de la piel o de la visión, el albinismo siempre se consideró una de las cenicientas de las llamadas enfermedades minoritarias, las enfermedades raras, las que afectan a 1 de cada 2,000 personas nacidas. Son miles de ellas, muchas muy graves, degenerativas, que acaban con la vida de las personas afectadas. Por el contrario, el albinismo era percibido como una alteración menor, sobrellevable, que aunque producía fastidio y trastornos de visión a las personas afectadas estas no morían de ello. De ahí que a nuestro laboratorio, y a muchos otros, nos resultara muy difícil conseguir financiación para investigar sobre albinismo. Siempre había otras enfermedades más graves, prioritarias, que había que resolver antes que el albinismo. Las personas con albinismo, con alguna ayuda para la visión y con la adecuada protección solar podían seguir con su existencia, y no parecían suscitar la empatía suficiente en la administración biomédica para financiar investigaciones sobre esta condición genética.

Algo cambió a principios de este siglo XXI cuando desde Bruselas alguien se percató que las enfermedades raras, aunque cada una afecta a muy pocas personas, globalmente, considerándolas en su conjunto, afectan a millones. Tantos como 3 millones en España, 30 millones en Europa y unos 300 millones en todo el mundo. Y estas cifras no tenían nada de raras. Todas estas personas tenían su perfecto derecho de reclamar atención, cuidados e investigación sobre las enfermedades, la mayoría congénitas, que las afectaban. Como el albinismo. Este cambio de percepción tardó algunos años en extenderse por los países europeos, hasta que en 2007 se creó en España el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBER-ER), dentro del Instituto de Salud Carlos III. Nuestro laboratorio fue seleccionado para unirse a este centro virtual y, a partir de entonces, pudimos empezar a recabar financiación para investigar sobre albinismo, en lugar de aprovechar los fondos sobrantes de otros proyectos como única manera de seguir investigando esta condición genética minoritaria.  Todas las enfermedades raras, incluidas las ultrararas, podían y debían ser investigadas, con independencia de la «gravedad subjetiva» de las mismas.

¿Es grave el albinismo? Pues depende. Depende de cómo consideremos la gravedad. Si tener una visión muy pobre, que no te permite conducir, ni ver con claridad a otras personas u objetos situados a un par o tres de metros de ti, si permanentemente tienes un resto de visión similar a la visión periférica del resto de personas (la que usamos para mirar «por el rabillo del ojo») lo entendemos como una discapacidad grave, entonces el albinismo es grave. De hecho, gracias a Patty Bonet, actriz con albinismo, con quien grabamos un vídeo que mostraba, a través de una cámara subjetiva, cómo ve ella el mundo, trasladando a la cámara de vídeo sus limitaciones visuales, ahora somos capaces de entender cómo de mal ven las personas con albinismo. El resultado fue un vídeo único (¿Lo ves?) que creo ha ayudado mucho a padres y madres de niños con albinismo a entender cómo ven el mundo sus hijos.

Fotograma del documental «Hombre negro, piel blanca» realizado por JM Colón (2005) en el que se exponen los retos y peligros a los que se enfrentan las personas con albinismo en África.

La siguiente pregunta o comentario sobre el albinismo era siempre: «pero la gente no se muere de albinismo«. Esta percepción sesgada de la realidad puede ser cierta en la mayoría de casos en países del primer mundo, en Europa o en Norteamérica, pero no lo es en África, por ejemplo (ni tampoco en Puerto Rico, como contaré al final de este artículo). En el continente africano, además de las mismas limitaciones visuales que afectan a las personas con albinismo de otros lugares del mundo estas personas deben enfrentarse a dos retos adicionales. En primer lugar al sol. La radiación solar quema sus cuerpos, sin protección, sin crema solar, sin ropa adecuada, sin gorras y sin sombra en sus escuelas. Y esto supone que la mayoría de personas con albinismo en África desarrollen lesiones en la piel, que ningún dermatólogo detecta ni elimina, que ningún médico monitoriza, y que pueden devenir cancerosas, malignizar, desarrollar metástastis y acabar con la vida de la mayoría de las personas con albinismo antes de los 40 años. De una forma totalmente innecesaria y gratuita. Por lo tanto, sí, hay personas que mueren debido a su albinismo. No, a causa de su albinismo, sino a consecuencia del mismo, en África. Por la sencilla razón de que no tienen acceso a cremas ni a ropa de protección solar adecuadas.

El segundo reto al que se enfrentan las personas con albinismo en África es a las mafias criminales que los secuestran, mutilan y asesinan para trocear sus cuerpos y vender estas partes a otras personas que, irracionalmente, creen que poseer un fragmento de una persona con albinismo (una mano, una nariz, una oreja, un brazo, un pie…) les va a reportar salud, dinero y suerte en la vida (como si se tratara de una pata de conejo colgando del retrovisor de un coche). Esta es una horrible situación, deleznable, a la que desgraciadamente se enfrentan las personas con albinismo en algunos países africanos, como Tanzania y Malawi, con centenares de ataques registrados. Algo totalmente inaceptable y condenable que ha suscitado muchas campañas de concienciación y que está en el origen de la instauración del día internacional del albinismo, para recordarnos que hay personas que en razón de la condición genética que tienen padecen discriminación, persecución y muerte. Por lo tanto, sí, hay personas que desgraciadamente mueren asesinadas debido a su albinismo. Nuevamente no a causa de su albinismo sino como una consecuencia de ser como son.

Tabla con los 22 tipos de albinismo conocidos, asociados a mutaciones en al menos 21 genes. Los albinismos destacados en amarillo son los llamados no sindrómicos. Los destacados en rosa son los albinismos sindrómicos. Publicada en Fernández et al. PCMR 2022. Tabla: Lluís Montoliu.

Finalmente cabe preguntarse si hay algún tipo de albinismo que, per se, sea grave o muy grave y comporte un riesgo significativo de morir a las personas afectadas. Y, en efecto, sí lo hay. El albinismo es una condición genética compleja y heterogénea, asociada a mutaciones en por lo menos 21 genes (de los aproximadamente 20,000 genes que tenemos). Hoy conocemos 22 tipos de albinismo. En un caso, OCA5, todavía no hemos encontrado el gen asociado. Los albinismos suelen dividirse entre no sindrómicos y sindrómicos. Los primeros son los más característicos y más comunes, los que todo el mundo conoce, y la alteración pigmentaria puede afectar solamente a sus ojos (albinismo ocular, OA) o a sus ojos, piel y pelo (albinismo oculocutáneo, OCA). Conocemos ocho tipos de OCA1-8 y un solo tipo de OA1, más un subtipo descubierto recientemente, denominado FHONDA. En el caso de OA1 y FHONDA las alteraciones visuales no están asociadas a alteraciones en la pigmentación de la piel o el pelo. OCA1 es el tipo de albinismo más frecuente en Europa. OCA2 es el albinismo mayoritario en África, y OCA4 es el albinismo más característico en Japón. Los genes cuyas mutaciones causan los albinismos no sindrómicos tienen que ver con la función de las células pigmentarias (los melanocitos y las células del epitelio pigmentario de la retina). Todos estos tipos de albinismo no sindrómico se caracterizan por una disfunción visual severa, aunque variable, acompañada habitualmente de falta de pigmentación (excepto en OA1 y FHONDA).

Por el contrario, los albinismos sindrómicos son bastante más graves, aunque afortunadamente mucho menos frecuentes, a nivel global, puea afectan a menos de 1 de cada 500,000-1,000,000 de personas nacidas, lo que permite caracterizarlas como enfermedades ultrararas. En la mayoría de países, a lo sumo, apenas un 1% de todos los albinismos detectados se trata de un albinismo sindrómico. Cuando hablamos de síndromes nos referimos a trastornos o patologías que afectan a muchos órganos distintos del cuerpo (como por ejemplo el síndrome de Down). En el albinismo sindrómico se reconocen dos tipos de síndromes, que llevan los nombres de los investigadores que primero los describieron: el síndrome de Chediak-Higashi (CHS), y el síndrome de Hermansky-Pudlak (HPS), como describí en el capítulo dedicado a albinismo de mi libro «Genes de colores» (2022). En ambos casos las células del cuerpo afectadas no son solo las células pigmentarias sino que las alteraciones se extienden a otros órganos. Los genes asociados codifican proteínas necesarias para la generación de unos orgánulos subcelulares relacionados con los lisosomas (LRO, en sus siglas en inglés), entre los que se encuentran los melanosomas, que son los saquitos membranosos donde se fabrica la melanina. Tanto en CHS como en HPS se aprecian alteraciones en células de la sangre, del sistema inmunitario, de los pulmones, de los intestinos y hasta del sistema nervioso central, en proporciones y grados de afectación variables.

Jerarquía de los 21 genes causantes de los diferentes tipos de albinismo. Bakker et al. 2022 PRER.

Conocemos solo un subtipo de CHS, asociado a mutaciones en el gen LYST. Tal y como explico en mi libro «¿Qué es el albinismo?» (2018), las complicaciones clínicas de CHS incluyen, además de la falta de pigmentación y la discapacidad visual, una inflamación hepática y del bazo caarcterísticas, hipertrofia de ganglios, infecciones recurrentes respiratorias y cutáneas con producción de pus, resultado de la alteración de algunas células del sistema inmunitario y también disfunción plaquetaria. El pronóstico suele ser muy poco favorable, complicado frecuentemente con un deterioro neurológico progresivo. El único tratamiento disponible es el trasplante de médula ósea. Sin el trasplante los niños con CHS suelen fallecer antes de los 3 años. Y tras el trasplante de médula no todos los pacientes consiguen remontar, además de que no se resuelven los trastornos cognitivos. Por lo tanto sí, hay personas con albinismo, con CHS, que pueden morir directamente por su albinismo.

Conocemos hasta 11 subtipos de HPS, asociados cada uno de ellos a distintos genes que codifican proteínas necesarias para completar la producción de esos orgánulos LRO, de estos sacos multifuncionales que son necesarios para el correcto funcionamiento de nuestras células. No todos los 11 subtipos son igual de graves. Ni frecuentes. En Puerto Rico, debido a su caracter insular, su aislamiento geográfico y a múltiples mutaciones fundadoras, aparecidas hace un par o más de siglos, se extendieron rápidamente las mutaciones causantes de HPS1 y HPS3 entre la población local, llegando a prevalencias extraordinariamente elevadas de hasta 1 de cada 1,800 personas nacidas, que pierden incluso su condición de raras. Tuve ocasión de comprobarlo a finales de abril en San Juan, la capital de Puerto Rico, invitado por la HPS Network, la organización internacional que se dedica a apoyar y a fomentar la investigación en HPS. El congreso lo organizó la Dra. Enid Rivera, hematóloga pediátrica y una de las personas con más experiencia en albinismos sindrómicos.

Las complicaciones clínicas del HPS incluyen, además de la falta de pigmentación y la discapacidad visual, problemas hemorrágicos que pueden ser muy graves, por la falta de plaquetas funcionales lo cual impide la coagulación normal de la sangre. Estos déficits pueden tratarse con infusiones de plaquetas provenientes de donaciones cuando es necesario (como tratamiento previo antes de una cirugía en estas personas). Y también presentan acumulación de substancias en muchos tipos celulares, lo cual acaba alterando su función, produciendo problemas intestinales, cardiovasculares, renales, hepáticos y en la sangre. Los subtipos más graves son HPS1 y HPS4, que progresan con colitis granulomatosa (inflamación intestinal, colón irritable) y con fibrosis pulmonar, con un deterioro progresivo de los pulmones que acaba requiriendo su trasplante, cuando es posible, para evitar la muerte segura de estas personas con estos tipos de albinismos sindrómicos. Y las personas transplantadas no están curadas, puesto que seguirán teniendo los demás síntomas el resto de su vida. Los subtipos HPS2 y HPS10 también son graves, pues en ellos coinciden alteraciones importantes en la función del sistema inmunitario y la fibrosis pulmonar. Mientras que el resto de subtipos HPS presentan alteraciones mucho más leves o moderadas en diversos órganos y nunca presentan fibrosis pulmonar, las personas con HPS1, HPS2, HPS4 y HPS10 pueden morir directamente por su albinismo, en particular debido a la fibrosis pulmonar que desgraciadamente e irreversiblemente desarrollan.

Por lo tanto, y en resumidas cuentas, sí que es posible morir directa o indirectamente de albinismo. Espero que este artículo sirva para ver a las personas con albinismo desde otra perspectiva, y sepamos reconocer la gravedad de algunos tipos de albinismo o de algunas situaciones que llevan a la muerte de estas personas.

 



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