Este año, el pasado 11 de noviembre, he regresado al evento Naukas Valladolid 2023, extraordinariamente bien organizado por Alma Escudero y su equipo del Parque Científico de la Universidad de Valladolid, en colaboración con Naukas y la Diputación de Valladolid. En 2019 estuve en otro evento anterior Naukas Valladolid hablando de lo que son los organismos transgénicos y los organismos editados genéticamente. Impartir una charla desde el escenario del Teatro Zorrilla, con el aforo completo, lleno de personas ávidas de ciencia, es de los momentos más bonitos que puede disfrutar alguien que se dedica como yo, tanto como puede y sus labores de investigación le permiten, a divulgar contenidos científicos, haciéndolos asequibles para todos los públicos.
Como cada evento Naukas en Valladolid estos están dedicados al futuro. Y esta vez decidí hablar sobre: ¿De dónde vendrán los niños?. Tenéis mi charla disponible en el canal de YouTube del Parque Científico de la Universidad de Valladolid. La charla la dediqué a una de las tecnologías que más usamos en el laboratorio (con ratones) pero que, en personas, ha sido de las que ha tenido más impacto en las vidas de mucha gente, permitiéndoles tener los niños y niñas que deseaban, de forma natural o con ayudas, aprovechando el gran desarrollo de las técnicas de reproducción asistida, especialidad de la que somos en España un país de referencia, por la gran cantidad y calidad de las clínicas de reproducción asistida existentes. Me refiero al método de Fecundación In Vitro (FIV). In vitro quiere decir en el laboratorio.
Os invito a ver el vídeo con mi intervención en Naukas Valladolid 2023: ¿De dónde vendrán los niños?
De forma natural, la mayoría de nosotros venimos a este mundo tras el «frungir» [©Laura Morán] (el coito) de nuestros padres que permite la fecundación del óvulo que aporta nuestra madre por un espermatozoide que aporta nuestro padre. Esto es lo que llamamos la fecundación natural. Pero es igualmente posible, hoy en día, gracias a la Fecundación In Vitro (FIV), que parejas en las que o bien el hombre y/o la mujer no puedan aportar espermatozoides u óvulos funcionales, se beneficien de espermatozoides y/u óvulos aportados por otros hombres o mujeres que los han depositado en los bancos de gametos de las clínicas de reproducción asistida, permitiendo así obtener los deseados embriones que pueden ser gestados por la mujer o, por otra mujer, a través de un procedimiento de maternidad subrogada (vientres de alquiler), un procedimiento que es ilegal en nuestro país pero que está permitido en otros países, como EE.UU.
La técnica de la fecundación in vitro (FIV) fue diseñada originalmente por el fisiólogo británico Robert Edwards quien, junto al ginecólogo Patrick Steptoe y el embriólogo Jean Purdy, posibilitaron el nacimiento de la primera niña, Louise Joy Brown, nacida tras una FIV en el mundo, en el Reino Unido, en 1978. Edwards tuvo que esperar 32 años para recibir el merecidísimo Premio Nobel de Medicina en 2010, por el desarrollo de la técnica de Fecundación In Vitro (FIV), galardón que ya no pudo compartir con sus colegas Steptoe y Purdy que habían fallecido anteriormente. La tecnología FIV recibió en origen fuertes críticas de grupos en la sociedad contrarios a la aplicación de estos procedimientos «artificiales» para poder tener descendencia, en especial por parte de la iglesia católica, que se opuso y condenó vehementemente estas técnicas y que sigue considerándolas inaceptables debido a la destrucción de los embriones generados y no utilizados, y a la consideración de los niños como un producto y no un regalo, según sus pensamientos.
Afortunadamente las críticas, condenas y prohibiciones nominales a la fecundación in vitro lanzadas por la iglesia católica y otros grupos en la sociedad contrarios a estos métodos de reproducción asistida no han tenido éxito. Por el contrario la fecundación in vitro se ha demostrado como una de las tecnologías más transformadoras de la sociedad, permitiendo que muchas parejas, de todo tipo, y familias monoparentales pudieran tener descendencia.
Considerando los datos publicados por el CDC, la WHO sobre infertilidad y procedimientos IVF, resulta impresionante las cifras que se obtienen del éxito de la fecundación in vitro. Más del 5% de todos los nacimientos, en promedio, en el mundo lo son gracias a técnicas de reproducción asistida por FIV. En España este porcentaje sube al 10%, uno de cada diez niños o niñas nacidos en España lo son gracias a la FIV. Hoy en día hay más de 12 millones de niños nacidos por FIV en el mundo, aproximadamente 750.000 nacen cada año gracias a procedimientos de reproducción asistida. La probabilidad de éxito de la FIV es de alrededor del 30%, algo superior al éxito de la fecundación natural que, en promedio, es del 25%.
La técnica de la fecundación in vitro (FIV) tardó seis años en llegar a nuestro país. El primer nacimiento de una niña obtenida por FIV, Victoria Anna Perea, se produjo en Barcelona, en la Clínica Dexeus, en 1984, gracias a la bióloga Anna Veiga y el ginecólogo Pere Nolasc.
La técnica de FIV ha permitido también extender la paternidad/maternidad a parejas homosexuales tanto de hombres como de mujeres, y también a familias monoparentales, formadas por un hombre o una mujer, gracias a la existencia de bancos de gametos (espermatozoides y óvulos) que pueden combinarse con los gametos que aporta algún miembro de la pareja o de la familia monoparental junto con gestaciones propias o externas (estas últimas en todo caso no podrán activarse en nuestro país, pero sí en el extranjero).
Actualmente vivimos en un mundo en el cual los índices de infertilidad van en aumento. Según los datos reseñados anteriormente del CDC y de la OMS una de cada seis personas es actualmente infértil. Un 12% de mujeres tiene problemas para completar la gestación con éxito. Un 19% de parejas son incapaces de concebir de forma natural tras un año intentándolo, un 10% tras dos años de intentos. En general, un 33% de la población experimenta algún problema de fertilidad. Adicionalmente, la tasa de fertilidad decae con la edad, tanto en hombres como en mujeres, aunque lo hace de forma más brusca en mujeres. Entre los 35 y los 40 años se produce una caída muy significativa en la fertilidad femenina, lo cual lleva a muchas mujeres a congelar sus óvulos extraídos a los 30 años, cuando todavía tienen máximo nivel de fertilidad, para poder ser usados posteriormente en una FIV y gestar los embriones resultantes a la edad de 40 años, cuando laboralmente sea más adecuado para determinadas personas.
Por todo lo anterior es muy importante continuar investigando la biología de reproducción de mamíferos usando animales de laboratorio, como el ratón, para intentar aprender nuevos métodos y mejores procedimientos de reproducción asistida que permitan mejorar las eficiencias de gestación y de nacimiento de niños. Como por ejemplo la inyección intracitoplasmática de esperma (ICSI), técnica que primero se estableció en humanos (1992) y luego en ratones (1995), y que permite microinyectar espermatozoides incapaces de penetrar el óvulo por sí solos en el citoplasma del óvulo.
Tanto en humanos como en ratones podemos derivar células troncales pluripotentes embrionarias (células madre embrionarias, células ES) a partir de embriones en la fase de blastocisto. O bien células con características muy similares, las células pluripotentes inducibles (iPS, inicialmente propuestas por Shinya Yamanaka en 2006) a partir de la reprogramación de en principio cualquier células somática del cuerpo. En ratones pueden obtenerse óvulos y espermatozoides tanto a partir de células ES como de células iPS. Y estos gametos así obtenidos pueden ser usados para generar embriones y nuevos ratoncitos, siempre y cuando una de las dos fuentes de gametos sea natural.
En la tercera cumbre internacional de edición genética en humanos el investigador japonés Katshuhiko Hayashi presentó unos resultados sorprendentes, en ratones, por los cuales a partir de células madre ES o iPS masculinas (XY) podían obtenerse óvulos en el laboratorio, tras la pérdida del cromosoma Y en cultivo y la duplicación del cromosoma X. Y esto permitía obtener ratones cuyo padre (aportando espermatozoides naturales) y madre (aportando óvulos derivados de células XY transformadas a XX en cultivo) podría llegar a ser el mismo individuo. De momento este procedimiento solamente funciona, y con una probabilidad de éxito muy baja, en ratones. Pero suponiendo que acabara siendo posible en un futuro replicarlo en seres humanos permitiría, sobre el papel, que una pareja de homosexuales masculinos aportaran, los dos, su material genético para su descendencia (hoy en día solamente uno de ellos puede hacerlo para cada hijo). Uno de los miembros de la pareja aportaría los espermatozoides, de forma natural, y el otro derivaría óvulos a partir de sus células iPS en cultivo, que serían fecundados por los espermatozoides y gestados por una mujer. Y hasta un mismo hombre, solo, podría aportar tanto los espermatozoides como los óvulos obtenidos en el laboratorio, aunque esto produciría un ser humano con máxima consanguinidad, lo cual no sería ni científica ni éticamente recomendable.
Todos estos avances en biología de la reproducción, actualmente posibles en ratones, deberán ser evaluados adecuadamente. Tendremos que reflexionar, tanto científica como éticamente, si estos nuevos métodos deben poder usarse en humanos o, por el contrario, deberíamos extremar la prudencia y continuar investigando en ratones antes de saltar alegremente a personas, sin conocer las posibles consecuencias negativas que pudieran tener estos nuevos métodos.
Excelente entrada.
¿Cómo afectan todas estas técnicas de FIV a la epigenética de los embriones y de los futuros individuos?