Seguramente cuando habréis leído el título de esta entrada muchos habréis pensado inmediatamente en el libro de Isaac Asimov «El hombre del bicentenario» (The Bicentennial Man), recopilatorio de relatos de ciencia ficción, publicado en 1976, y en español en 1989. Gran libro de ciencia ficción, como casi todos los de Asimov, con algunas de sus más conocidas historias de robots. El libro fue llevado al cine en 1999 en una película con el mismo nombre, que protagonizó el malogrado Robin Williams.
Pues no. Con el hombre del bicentenario no me refiero a Asimov. Me refiero a la efemérides que ocurrirá este año, 2022, cuando se cumplan 200 del nacimiento del padre fundador de la genética, quien estableció las leyes de la herencia con sus experimentos realizados en los jardines e invernaderos de la abadía de Santo Tomás en Brno (República Checa): el monje agustino Gregor Mendel. En ese monasterio Mendel realizó multitud de cruces entre diferentes variedades de guisantes con características peculiares y distinguibles, de color, de forma, de tamaño, y observó y anotó cuidadosamente los resultados. De la interpretación de los mismos surgieron unas constantes que le permitieron explicar cómo se heredaban, cómo pasaban de padres a hijos, los carácteres asociados a esos determinantes genéticos. Son las llamadas Leyes de la Herencia Genética, o leyes de Mendel. Y todo esto ocurrió mucho antes de que se descubrieran el ADN, los cromosomas o los genes.
Gregor Johann Mendel nació el 20 de julio de 1822, en Heinzendorf bei Odrau, Silesia, Imperio Austríaco (hoy en día Hynčice, República Checa) y murió el 6 de enero de 1884, con 61 años, en Brünn, Moravia, Imperio Austro-Húngaro (hoy en día Brno, República Checa). Por lo tanto, este próximo mes de julio se cumplirán doscientos años de su nacimiento: el hombre del bicentenario. Como me recuerda César Tomé López en sus interesantes compendios de hitos en la red, el nombre de pila de Mendel era Johann, mientras que Gregor fue el nombre que le dieron al entrar en la orden de los agustinos.
En la ciudad de Brno, llevan ya dos años preparando esta efemérides y han previsto muchas actividades para recordar el paso de este monje-genetista por la ciudad, y el impacto que tuvo posteriormente en la comunidad científica. Entre las actividades programadas destaca la «Mendel Genetics Conference, a Tribute to Gregor Johann Mendel«, una reunión científica programada en Bruno del 20 al 23 de julio de 2022. La web de este congreso es muy interesante, con mucha información complementaria. En ella podéis por ejemplo descubrir el manuscrito original de Mendel, donde describió sus experimentos con híbridos en plantas de guisantes, manuscrito escrito en alemán «Versuche über Pflanzen-Hybriden» (Experimentos con híbridos de plantas) que recogía el texto de sus dos conferencias impartidas el 8 de febrero y 8 de marzo de 1865 ante la Sociedad de Historia Natural de Brno. El manuscrito se publicaría al año siguiente: Mendel, Gregor. 1866. Versuche über Plflanzen-hybriden. Verhandlungen des naturforschenden Vereines in Brünn, Bd. IV für das Jahr 1865, Abhand-lungen, 3–47, y sería traducido al inglés por George Bateson en 1901.
Sin embargo, hay que recordar que este trabajo, que ahora resaltamos como fundacional de la genética, pasó prácticamente desapercibido durante 35 años, hasta que fuera redescubierto en 1900 por varios investigadores (el botánico holandés Hugo de Vries, y el botánico alemán Carls Correns), que constataron los experimentos pioneros de Mendel y acreditaron la titularidad de sus ideas, reconociendo su autoría en las famosas leyes de la herencia genética, las Leyes de Mendel. En 1901 quien leyó los trabajos de Hugo de Vries y Carls Correns, y a través de ellos el manuscrito original de Gregor Mendel, fue William Bateson, que se convirtió en el defensor y redescubridor oficial de Gregor Mendel. Bateson fue quien fundaría la genética como disciplina, otorgándole este nombre por el cual hoy la conocemos.
Sobre Mendel se ha escrito mucho. Yo aproveché mi interpretación de las Leyes de Mendel a través de las piezas de TENTE, en el décimo vídeo de mi serie BIOTENTE, para publicar en este blog un extenso artículo con mucha información sobre el propio Gregor Mendel y su trabajo. También se ha escrito mucho sobre el increíble (improbable, pero no imposible) ajuste de los números de sus guisantes a las proporciones que dedujo. La primer crítica vino de Ronald Fisher en 1936, que puso en duda la cercanía de los resultados observados frente a los esperados. Esta crítica inicial dio lugar a una polémica sobre la «integridad» de los datos publicados por Mendel y tras ella aparecieron numerosos artículos, que se debatían entre asignar a Mendel el papel de genio o villano, dejando abiertas prácticamente todas las posibilidades, incluida la interpretación más extendida, que efectivamente Mendel fuera un genio, que esos descritos fueran los datos que obtuvo Mendel y que se anticipó una generación aportando un conocimiento en 1865 que no pudo ser comprendido y entendido en su totalidad hasta 1900. Como todos sabemos, lo cierto es que las proporciones que Mendel encontró se confirmaron posteriormente por muchos otros investigadores en todas las especies en las que se testaron. Si fue esto producto de su intuición (interpretando sabiamente los resultados), de su posible picardía (ajustando los números observados a lo esperado), o de la serendipia (todos los caracteres que seleccionó Mendel estaban en cromosomas distintos, sin estar ligados genéticamente, por eso segregaban de forma independiente y por eso pudo determinar las leyes de la herencia, si hubieran estado en el mismo cromosoma las proporciones que hubiera encontrado hubieran sido muy distintas), es algo que probablemente nunca sabremos a ciencia cierta, dado que más allá del manuscrito mencionado, unas cuantas cartas y una autobiografía suya, poco más sabemos de Mendel, lo que permite que coexistan múltiples interpretaciones de su vida y obra, con las que se puede estar de acuerdo o no, pero sobre las que es imposible determinar su certeza.
Si queréis redescubrir a la persona, a Gregor Mendel, y revivir los experimentos que realizó, en la abadía de Brno, desde un punto de vista crítico y escéptico, contextualizando sus descubrimientos en su época, os recomiendo la lectura de este libro: «The monk in the garden: The Lost and Found Genius of Gregor Mendel, the Father of Genetics» de Robin Marantz Henig, Mariner Books, 2001.
Así que, si la pandemia covid-19 nos lo permite y tenéis interés, ya sabéis dónde ir de vacaciones este próximo verano: a Brno. El «Mendel Festival» incluye también música, exposiciones y diversos actos lúdicos que podéis ver en su web (en checo, activad traducción en google).
Curiosamente 2022 también será el bicentenario del nacimiento de otro gran investigador, coetáneo de Mendel. El 27 de diciembre de 1822 nació Louis Pasteur en Dole (Francia), el químico y microbiólogo que confirmó que las enfermedades infecciosas estaban causadas por «gémenes», por microorganismos, y no aparecían por generación espontánea. Microorganismos que podían eliminarse mediante calor (pasteurización).
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