El legado de Margarita

Por Lluis Montoliu, el 8 noviembre, 2019. Categoría(s): historia de la ciencia ✎ 9
Margarita Salas (1938-2019). Fotografía: CSIC

El jueves 7 de noviembre de 2019, en el mismo día y mes que naciera otra gran investigadora, Marie Curie, conocimos el fallecimiento de Margarita Salas, con seguridad la investigadora española más influyente que hayamos tenido en nuestro país en el ámbito de la biología, pionera de la biología molecular en España, y formada con nuestro último premio Nobel de Medicina o Fisiología, Severo Ochoa Albornoz, tras realizar su tesis doctoral con otro referente de la bioquímica española: Alberto Sols.

Yo la conocí de mayor, cuando empecé mi laboratorio en el Centro Nacional de Biotecnología en el Campus de Cantoblanco, a principios de 1997, pero tuve ocasión de tratarla en diversas ocasiones y las contadas conversaciones que mantuve con ella las guardo celosamente en mi memoria. Compartíamos el interés por la comunicación y la divulgación de la ciencia. Estoy seguro que otros colegas de profesión, más cercanos a ella, escribirán obituarios más completos de su prolífica trayectoria científica y ricas vivencias personales. En este mi humilde homenaje a una investigadora a quien admiraba, quiero resaltar la grandeza de su figura a través de su legado, a través de los estudiantes, que o bien realizaron la tesis doctoral bajo su dirección y/o en su laboratorio, dirigidos o supervisados por investigadores seniors del grupo, y también a través de los investigadores postdoctorales con quienes colaboró activamente. Para ello me he basado en su último CV disponible en el Centro de Biología Molecular «Severo Ochoa» del CSIC/UAM y en los recuerdos de alguien que convivió profesionalmente con ella más de 35 años, Luis Blanco, investigador del CBMSO que se refiere a Margarita como «su madre de Madrid«.

Empezando por su primer becario predoctoral y anotando el año de lectura de tesis y su puesto de trabajo actual, la impresionante lista comienza con Jesús Ávila (1971, investigador del CBMSO), Juan Ortín (1971, investigador del CNB, recientemente jubilado), José L. Carrascosa (1975, investigador del CNB), Rafael Pérez Mellado (1976, investigador del CNB, recientemente fallecido), Juan Antonio García (1982, investigador del CNB), Miguel Ángel Peñalva (1982, investigador del CIB), Luis Blanco (1985, investigador del CBMSO), Julio Gutiérrez Hernández (1987, investigador del CNB), Gil Martin (1987, Responsable del Departamento de Sistemas del CSIC), Isabel Berthelemy (1987, Responsable de Donaciones del CNIO), Antonio Bernad (1989, investigador del CNB), Cristina Garmendia (1989, ex-ministra de ciencia e innovación y Presidenta de la Fundación COTEC), Ángel Zaballos (1989, responsable de la unidad de genómica del ISCIII), Manuel Serrano (1992, investigador del IRB), María Blasco (1993, directora del CNIO), José Antonio Esteban (1993, investigador del CBMSO), Raimundo Freire (1995, investigador del Hospital Universitario de Canarias), Juan Méndez (1995, investigador del CNIO), Mario Mencía (1996, investigador del CBMSO), Marisol Soengas (1996, investigadora del CNIO), María Monsalve (1997, investigadora del IIB), Miguel de Vega (1998, investigador del CBMSO),… son algunas de las varias decenas de personas que realizaron su tesis doctoral en el laboratorio de Margarita Salas del CBMSO. Es importante precisar que Margarita Salas regresó a España  en 1967 y se incorporó al Centro de Investigaciones Biológicas (CIB-CSIC), donde permaneció hasta 1977, año en el que se incorporó al Centro de Biología Molecular. Simplemente repasando la trayectoria profesional de todas estas personas puede constatarse la impronta de Margarita. Muy acertadamente Marisol Soengas se refiere en un artículo en La Voz de Galicia a este grupo de investigadores privilegiados y afortunados bajo el nombre con el que se les conoce simpáticamente en la profesión: «Margaritos«, discípulos de Margarita Salas.

En el grupo de investigadores postdoctorales y colaboradores científicos de Margarita Salas encontramos nombres de la talla de José Manuel Sogo (ex-investigador del ETH en Zürich, ya retirado), Cristina Escarmís (investigadora del CBMSO, ya retirada), Fernando Rojo (director del CNB), Crisanto Gutiérrez (investigador del CBMSO), Wilfried Meijer (investigador del CBMSO), Alicia Bravo (investigadora del CIB), Juan Carlos Alonso (investigador del CNB), Montserrat Elias (investigadora de la Universidad de Murcia), Verónica Truniger (investigadora del CEBAS)… Esta es solo una pequeña muestra de los muchos investigadores y muchas investigadoras que pasaron por el laboratorio de Margarita, pero ofrece, creo, una acertada aproximación del impacto y excelencia que generalmente han conseguido todos aquellos que estuvieron o convivieron en su círculo de confianza.

Me atrevería a decir que la mayoría de investigadores españoles actuales en el área de la biología molecular fácilmente estamos a uno, dos o máximo tres nodos de distancia de Margarita. En mi caso, que nunca trabajé con ella, resulta que uno de los miembros más destacados del tribunal que juzgó mi tesis doctoral (sobre los genes de las alfa-tubulinas del maíz) fue nada menos que Jesús Ávila, el primer becario de Margarita. Por lo tanto yo estaría a dos nodos de distancia de ella. Quienes leáis este texto y seáis colegas de profesión haced la prueba y os sorprenderá el resultado.

Todavía más fascinante ha sido para mi descubrir unos tuits de mi hija, que está realizando su tesis doctoral sobre genética evolutiva de hongos, en la Universidad de Uppsala, y en la que no solo declara su admiración por Margarita Salas, a quien ya tiene de referente, sino que le agradece el descubrimiento de la ADN polimerasa del fago Phi29, que ha sido esencial para completar su primera publicación predoctoral.

Sí, hemos perdido a Margarita Salas, quizás prematuramente, como apunta María Blasco, pero nos quedan todos sus trabajos y, especialmente, todo su legado, todos los investigadores e investigadoras que se formaron o colaboraron con ella, y que ahora expanden e irradian su impronta a través de sus respectivos laboratorios, o puestos de trabajo, a las siguientes generaciones de científicos, perpetuando su memoria.



9 Comentarios

  1. Querido Lluis, encuentro muy oportuno tu artículo, ya que no es uno más entre tantos dedicados a reconocer la figura imponente de Margarita, y que tiene el objetivo de reforzar mas aún la verdadera dimensión de su legado. Creo que has hecho bien en poner el acento en el legado humano. Quizás se habla en exceso de rendimientos económicos derivados de la patente de la DNA polimerasa de fi29 como indicar de éxito de la Ciencia Básica. Esos beneficios son miserables si los comparamos con el verdadero beneficio que supone la escuela de científicos que ha creado Margarita Salas. El CSIC debería tomar buen ejemplo de tu artículo.

    1. Este no es el lugar apropiado para hablar de patentes, pero me ha entrado curiosidad:…
      * ¿Cómo se gestiona una patente en el CSIC?. …

      1. Hola Antonio, en el CSIC, como en muchas otras instituciones públicas, las posibles regalías de una patente (cuando las hay) se distribuyen en tres partes: entre la institución, el centro de investigación y los inventores. Un esquema habitual suele ser 1/3 por cada parte, pero obviamente existen otras distribuciones.

  2. Artículo actualizado el 11 de noviembre, para precisar que Margarita Salas regresó a España desde EEUU para incorporarse al CIB-CSIC en 1967, permaneciendo en este centro hasta 1977, año en el que se incorporó al recién creado centro CBM, como centro mixto entre la UAM y el CSIC. Más información en la web del CSIC:
    http://cib.csic.es/es/news/otros/fallece-margarita-salas-referente-de-la-ciencia-y-de-las-cientificas-espanolas

  3. ¿La «DNA polimerasa de fi29» se puede patentar? ¿Se trata de un invento o un descubrimiento?

    A mi me parece que es un descubrimiento. ¿Alguien me lo puede aclarar?

    1. Obviamente el equipo de Margarita Salas no «inventó» sino que «descubrió» las propiedades especiales de la DNA polimerasa del fago Phi29, lo que les llevaron a solicitar y conseguir una patente.

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