Hace unos días, con el inicio del año 2024, volvimos a rescatar de nuestra imaginación la ilusión o temor de clonar seres humanos. El motivo fue la publicación de un experimento por parte de investigadores chinos desde Shanghai, que reportaron la clonación de un mono Rhesus (Macaca mulatta), llamado Retro. Efectivamente, habían conseguido clonar una nueva especie de primates, con una eficiencia bajísima (necesitaron reconstruir 113 embriones para lograr una gestación exitosa y que naciera un solo monito, Retro, que es el que ha sido objeto de la publicación). Se da la circunstancia que este mismo equipo de investigadores chinos había logrado, hace seis años, en 2018, la clonación de la primera especie de primate, un macaco cangrejero (Macaca fascicularis). Y también lo habían conseguido con una eficiencia similar, de alrededor del 1%. Esta eficiencia técnicamente posible pero prácticamente inviable no había variado demasiado desde la paupérrima cifra del 0,4% que reportaron Ian Wilmut y colaboradores al dar a conocer al mundo en 1997 la oveja Dolly, el primer animal clonado a partir de células adultas. En otras palabras, en casi 30 años de historia de la biología de la clonación de mamíferos (27 para ser exactos, 1997-2024) las eficiencias de reconstrucción de embriones de mamíferos, aunque posibles, siguen siendo tremendamente bajas.

Por todo ello, intentar trasladar estas cifras al ser humano (somos otra especie de primates, Homo sapiens) es no solamente técnicamente una quimera sino que es éticamente injustificable y, además, ilegal en muchos países que, como España, han legislado prohibiendo la llamada clonación reproductiva. Y es que además, la pregunta ética subyacente, la que creo que es relevante en este caso es: ¿Para qué queremos clonar un ser humano? No se me ocurre ninguna razón médica ni biológicamente interesante ni un justificación ética que me faculte para iniciar un experimento de estas características. Este es un nuevo ejemplo de un experimento que, aunque técnicamente podría hacerse (con una eficiencia bajísima, involucrando de forma totalmente inadecuada a muchas mujeres para ello) no tiene ningún sentido hacerlo, no está justificado éticamente y además, recordemos, es ilegal.

De todos estos temas estuve conversando con Laura Negro Ferrari en este Podcast del Observatorio de Bioética, de la Fundación Pablo VI, que dirige José Ramón Amor Pan, que tuvo a bien invitarme a departir con tranquilidad y en profundidad de la clonación de animales, de primates y del supuesto interés en la clonación de seres humanos. Lo digo alto y claro. Este es un experimento extraordinariamente difícil para el cual no encuentro ninguna justificación ética, ninguna razón por la cual debería acometerlo. Por lo tanto es un experimento que no deberíamos hacer, y evitar que otros tuvieran la tentación de acometerlo, aplicando la legislación o aislando y señalando a quien pretenda abordarlo en países que no hayan legislado al respecto.

Tenéis esta conversación disponible a través de la web del observatorio de bioética, a través de ivoox y a través de spotify. Espero que disfrutéis de esta conversación.