¿Por qué no es una buena idea clonar a una persona?

Por Lluis Montoliu, el 7 diciembre, 2024. Categoría(s): bioética • clonación • edición genética • embriones • epigenética • ética • experimentación animal • genética • historia de la ciencia • Premio Nobel • tribuna de opinión
Fotografía de banco de imágenes Microsoft-Office. Foto de Autor desconocido está bajo licencia CC BY-NC-ND.

En febrero de 1997 se produjo una de esas noticias científicas que dio la vuelta al mundo en pocas horas y que suscitó numerosos debates y polémicas por igual. Unos investigadores escoceses mostraron al mundo que habían sido capaces de clonar a una oveja, a la que llamaron Dolly, una referencia irónica a la cantante norteamericana de country Dolly Parton y al origen de ese animal. Habían podido obtener una oveja a partir de un embrión unicelular reconstruido con el núcleo de una célula de la glándula mamaria de otra oveja. Dolly era un clon de esa oveja que había aportado esas células.

La clonación de animales se había obtenido en ranas en los años 50 y 60 del siglo pasado, pero hasta el nacimiento de Dolly los mamíferos parecían resistirse a ser clonados. Naturalmente, ese primer animal clonado a partir de células adultas lanzó una carrera para replicar experimentos de clonación en otras especies. A partir de 1997 y en los años siguientes, diferentes grupos de investigación lograron clonar a vacas, cabras, cerdos, caballos, ratas, ratones, conejos, hurones… y, claro, se asumió que, si era posible clonar todas esas especies, ¿por qué no intentarlo con seres humanos?

Una cuestión ética

No es lo mismo realizar experimentos con animales que con personas. Ambos procesos están extraordinariamente regulados, pero involucrar seres humanos en experimentos requiere una exquisita justificación y evaluación adicional de beneficios y riesgos. Además, exige una reflexión ética, basada en el respeto a la dignidad que merecen todos los seres humanos, acerca de si es realmente necesario abordar el experimento.

La ética nos ayuda a dilucidar sobre la moralidad de un experimento, si una propuesta experimental es buena o mala, si es o no adecuada, de acuerdo con los valores que hemos acordado en nuestra sociedad. La ética también nos ayuda a responder a la pregunta importante: ¿para qué quiere hacer usted ese experimento? Y si no tenemos una muy buena respuesta para ello es el momento de acordar que quizá lo más oportuno sea no abordar este experimento.

Eficacia del 1%

La imaginación es libre. En 1997 parecía evidente en la mente de muchas personas que clonar un ser humano era algo que iba a ocurrir, quisiéramos o no. Que alguien abordaría ese experimento, con profundas connotaciones éticas. Sin embargo, la realidad científica y técnica se impuso y pronto entendimos que cada especie requería una adaptación de los protocolos de clonación y que clonar a un primate, como nosotros, no era nada obvio ni automático.



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