El pasado 11 de julio tuve el honor de impartir una conferencia de divulgación científica en el acto de clausura del curso académico 2023-2024 de la Universidad Autónoma de Madrid, invitado por su Rectora Amaya Mendikoetxea. Decidí hablar de un tema transversal, como es la curiosidad en investigación, y por ello titulé mi charla como «Elogio de la curiosidad: el motor del avance científico«, disponible en vídeo en el canal de YouTube de la UAM.
Durante la conferencia compartí una selección de personas relevantes en ciencia que, en mi modesta opinión, habían conseguido logros magníficos, útiles para toda la humanidad, gracias a su curiosidad y perseverancia como personas de ciencia. Empezando por mis referencias, investigadores e investigadoras a las que admiro, tales como Rita Levi-Montalcini (1909-2012), premio Nobel en 1986 por descubrir el factor de crecimiento de las neuronas; Alexander Fleming (1881-1955), premio Nobel en 1945 por descubrir el primer antibiótico: la penicilina; Barbara McClintock (1902-1992), premio Nobel en 1983 por descubrir los elementos móviles en el genoma del maíz, los transposones; Osamu Shimomura (1928-2018), premio Nobel en 2008 por descubrir la proteína verde fluorescente; Katalin Karikó y Drew Weissman, premio Nobel en 2023 por descubrir las modificaciones químicas en el ARN que permitieron desarrollar las vacunas contra la COVID-19; Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, premio Nobel en 2020 por descubrir un sistema de edición genética basado en las herramientas CRISPR.
Naturalmente, también me referí a otros investigadores que, si bien no recibieron el premio Nobel, sus contribuciones científicas, movidas por la curiosidad, fueron decisivas para que otros científicos siguieran su estela, y desarrollaran sus aportaciones de ciencia básica para conseguir logros científicos todavía más espectaculares. Personas tan relevantes como Francis Mojica, padre de los sistemas CRISPR en bacterias, o como Alan Turing (1912-1954), precursor de los algoritmos computacionales y de la modelización matemática del desarrollo de los seres vivos.
Esta es una charla sin complicaciones, sencilla de seguir, fresca, como corresponde a este periodo estival, y con la pretensión de ser motivadora, de suscitar el interés en la ciencia de la mano de los gigantes que nos han precedido y de la motivación, la curiosidad que les llevó a realizar los hallazgos por los cuales les recordamos, por los que han pasado a formar parte de la historia de la ciencia y de la humanidad. Recomiendo esta charla a todo aquel que se esté preguntando cuales son las motivaciones principales de los investigadores a la hora de realizar su trabajo, entre las que destaca algo tan sencillo y profundo como es la curiosidad. el motor del avance científico.