La descodificadora (The Code Breaker)

Por Lluis Montoliu, el 22 agosto, 2021. Categoría(s): edición genética • genética • historia de la ciencia • Premio Nobel ✎ 2
Portada de la 1ª edición del libro «The Code Breaker» (La Descodificadora), escrito por Walter Issacson (Simon & Schuster, marzo 2021). Fotografía: Lluís Montoliu

A finales del año 2011, regresando de una reunión científica en Florida (EE.UU.), en el aeropuerto de Miami, vi la primera edición de «Steve Jobs«, la biografía sobre el visionario creador de Apple, escrita por Walter Isaacson, y no pude resistirme a adquirirla y empezar a leerla en el vuelo de regreso a Madrid. La lectura de este libro, publicado apenas un més después del fallecimiento de Steve Jobs, me enganchó desde el primer momento. No era una biografía al uso, el autor había hablado con montones de colaboradores, familiares, amigos y enemigos de Steve Jobs, viajado por todo el país, para construir una historia en la que no solo se hablaba del creador infatigable, del genio irascible, del jefe imposible, de sus talentos y sus miserias, sino que era una verdadera historia de los primeros avances en la informática personal, extraordinariamente bien documentada. Por eso, cuando ya en 2018 supe que Walter Isaacson iba a escribir un libro sobre las herramientas de edición genética CRISPR, y después me enteré que iba a estar centrado en Jennifer Doudna, una de las dos investigadoras, junto a Emmanuelle Charpentier, que recibieron el Premio Nobel de Química en 2020 por el desarrollo de un método de edición genética, supe que tendría que leerlo y anticipé que seguramente también iba a ser un buen libro.

Walter Issacson es profesor de historia en la Universidad de Tulane (New Orleans, Louisiana, EE.UU.) y ha sido CEO del Instituto Aspen, Presidente de CNN y editor de la revista TIME. Isaacson tiene un conocimiento enciclopédico y un especial interés por las ciencias y la naturaleza, a pesar de su trabajo en temas humanísticos. Su dominio de la lengua inglesa es sublime, lo cual obliga a consultar y revisar el diccionario al menos una o dos veces por página, por la riqueza del lenguaje que aplica a sus textos. Ha labrado su fama como escritor de biografías entre las que se cuentan, además de las dos ya mencionadas, las de Albert Einstein, Benjamin Franklin, Henry Kisinger y Leonardo da Vinci. Con todo ello, tan pronto salió la primera edición del nuevo libro de Isaacson, centrado en Jennifer Doudna, lo adquirí y aparté para disfrutarlo intensamente (soy lector compulsivo, cuando cojo un libro no lo suelto hasta terminarlo) en estas vacaciones de verano.

En efecto, es un libro sobre Jennifer Doudna, que es la estrella principal de este volumen de 537 páginas y nada menos que 56 capítulos, agrupados en nueve partes, más un epílogo del propio autor. Pero es mucho más que esto, es un libro en el que el autor nos lleva de la mano a recordar los inicios de la genética, el descubrimiento de la estructura del ADN, la tecnología de ADN recombinante, los primeros estudios sobre ARN, el proyecto Genoma Humano y, por supuesto, el descubrimiento de los sistemas CRISPR-Cas en bacterias, posteriormente reconvertidos por Doudna y Charpentier en las herramientas de edición genética que todos conocemos hoy en día. Y en todos estos pasajes el autor nos introduce las figuras clave, los investigadores e investigadoras que fueron clave en los avances relatados.

Hay dos figuras clave en todo el libro, que sirven de nexo en muchos capítulos, con los que empieza y finaliza el libro. Por un lado está el otrora referente e investigador fundamental, junto a Francis Crick, en la determinación de la estructura del ADN, y actualmente repudiado, James Watson y su mítico libro «La doble hélice», regalo del padre de Jennifer en su juventud en Hawaii, donde vivían. Libro a través del cual descubre a Rosalind Franklin y se da cuenta que hay mujeres que sí se han dedicado, con éxito, a la ciencia, en contra de los consejos que recibe que le indican que esto de la ciencia no es cosa de mujeres. Y por otro lado está el ARN, la molécula intermediaria entre el ADN y las proteínas, molécula a la que dedica su tesis, postdoc y carrera investigadora Jennifer Doudna, a partir del estudio de ribozimas y de la obtención de las primeras estructuras de los mismos, antes de que su colega de Berkeley Jillian Banfield le hable por primera vez de CRISPR en 2006.

El libro repasa la vida profesional de Jennifer Doudna, su vida personal paralela, hasta que, a partir de 2006, tras conversar con Banfield, empieza a interesarse por los sistemas CRISPR cristalizando y determinando la estructura de una de las proteínas Cas de estos sistemas procariotas. El libro incluye un capítulo dedicado a los pioneros de CRISPR en el que Francis Mojica tiene un protagonismo destacado como descubridor de CRISPR en arqueas y como el primer investigador que propuso que los sistemas CRISPR-Cas serían parte de un sistema de defensa bacteriano contra los bacteriófagos. El libro detalla el primer encuentro entre Doudna y Charpentier en Puerto Rico, a principios de 2011, cuando acuerdan colaborar para definir los componentes de un sistema CRISPR-Cas9 de la bacteria patógena Streptococcus pyogenes. Y todo lo acontecido durante los meses siguientes que llevaron a la publicación de su artículo seminal en junio de 2012 en la revista Science, trabajo por el cual recibieron las dos, merecidamente, el Premio Nobel de Química ocho años más tarde.

En relación a la expedita publicación de este artículo en Science (el artículo lo envían a publicar el 8 de junio, se acepta el 20 de junio y aparece online el 28 de junio) aparece por primera vez, escrito y documentado por Isaacson, confirmado por la propia Jennifer Doudna, un episodio que muchos conocíamos por rumores desde hacía algunos años (yo lo supe en 2015) pero que no pude incluir en mi libro Editando genes: recorta, pega y colorea (NextDoor Publishers, 2019) ni en las dos ediciones posteriores (2020) y (2021), al carecer de pruebas documentales ni haber podido cotejarlo con los autores implicados, cosa que sí pudo hacer Isaacson. En efecto, el investigador lituano Virginijus Siksnys y Rodolphe Barrangou, junto a otros investigadores, habían remitido a la revista Cell, en febrero de 2012, un artículo que llegaba a conclusiones similares y proponía el uso de los sistemas CRISPR-Cas como herramientas de edición genética. El artículo fue rechazado, también en Cell Research, y finalmente los autores decidieron enviarlo a la revista PNAS, la publicación de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., para lo cual necesitaban la aprobación de un miembro de la misma. Y escogieron a Jennifer Doudna. El artículo se lo enviaron el 21 de mayo de 2012, y según consta en el libro, Doudna solo leyó el resumen del artículo y se dio cuenta que los autores habían llegado a conclusiones muy similares al artículo que estaba escribiendo con Emmanuelle Charpentier. Y se autoexcluyó del proceso de aprobación. Doudna, Charpentier y sus colaboradores depositaron su patente el día 25 de mayo, solo cuatro días después, y remitieron su artículo el 8 de junio. Su trabajo fue publicado ese mismo mes en Science mientras que el trabajo de Siksnys no apareció online hasta el 4 de septiembre. El resto es historia. Este episodio de conocimiento previo y privilegiado de artículos que van a ser publicados por competidores, y cómo todo ello influye en  la respuesta y acciones que toman los investigadores aparece múltiples veces en el libro de Isaacson, con  diversos autores del universo CRISPR. Y se da a entender que es parte del sistema competitivo en el que estamos implicados, en el que quienes acusan en un caso luego son parte implicada en otro. Tristemente tengo que estar de acuerdo, aunque discrepe abiertamente de que esto sea bueno para la ciencia.

Es igualmente interesante descubrir en el libro, explícitamente y entre líneas, la relación peculiar que entablan Doudna y Charpentier, de carácter y estilo de vida muy distintos, tras unos meses de intensa colaboración a distancia, por videoconferencias y emails, tras encontrarse en Puerto Rico, hasta que publican el artículo de sus vidas en junio de 2012, que fue seguida de diferencias en el camino que debían tomar, de los experimentos a realizar y de un distanciamiento evidente, solo interrumpido forzosamente por los sucesivos premios que les eran concedidos y a cuyas ceremonias debían acudir conjuntamente, aunque sin apenas hablarse. De alguna manera parece que Charpentier creyó siempre que ella fue quien invitó a colaborar a Doudna para completar la caracterización del primer sistema CRISPR-Cas9 y describir sus componentes (para lo que necesitaba una bioquímica como Doudna), por lo que siempre creyó que el sistema CRISPR-Cas era más suyo que de Jennifer. Sin embargo, la persona que recibía los créditos y honores, y quien era con más frecuencia invitada a hablar del tema era Doudna. Jennifer, según Isaacson, intentó en múltiples ocasiones restablecer el contacto y la conexión con Emmanuelle, sin conseguirlo. Y es el propio Isaacson quien propicia un encuentro virtual para restañar cualquier herida y recuperar la colaboración entre las dos investigadoras, algo que queda en suspense y veremos si llega a concretarse en el futuro.

Las relaciones, de cariz distinto, que mantiene Jennifer Doudna con Feng Zhang (con quien compite en múltiples ocasiones) y con George Church (de mutuo respeto), así como las iniciativas empresariales de cada uno de estos investigadores del mundo CRISPR, en colaboración y de forma independiente, ocupan gran parte del libro. Es muy ilustrativo conocer de primera mano la fundación, creación y (algunas veces) desaparición de estas empresas y los investigadores que están detrás de cada una de ellas. Naturalmente el libro refiere la inconclusa batalla legal por la patente original CRISPR y todas sus consecuencias. Como yo apuntaba en Editando Genes, la pregunta que queda en el aire es si no debieran haber llegado un acuerdo las partes litigantes para que la humanidad (y sus empresas) pudieran beneficiarse con mayor facilidad de estas maravillosas herramientas, que todo lo bueno que consiguieron académicamente parece haberse convertido en pesadilla al trasladarlo al mundo empresarial. Con algunas excepciones, como el éxito de la empresa de Emmanuelle Charpentier, CRISPR Therapeutics, al curar la primera paciente de anemia falciforme con una estrategia CRISPR de reactivación de un gen fetal de la gamma-globina.

Afortunadamente parece haber espacio para la esperanza. La tremenda competitividad y protección de derechos existente en el mundo CRISPR parece, de alguna manera, haberse liberado o aligerado con la llegada de la pandemia COVID-19, causada por el coronavirus SARS-CoV-2. El libro se adentra en describir tanto las iniciativas para diagnosticar la presencia del coronavirus con herramientas CRISPR como los intentos de usar estos reactivos para atacar directamente el virus, aspectos en los que parece haber más colaboración que competencia, y en los que predomina la voluntad de transparencia y de poner en manos de la comunidad científica estos desarrollos.

También se refiere el libro de Isaacson a los desafortunados hechos que dieron lugar al nacimiento de tres niñas con su genoma editado en China, por el investigador He Jiankui, finalmente juzgado, condenado y en prisión por ello. En el libro aparecen los múltiples contactos que este investigador chino tuvo con muchos investigadores americanos, incluida Jennifer Doudna, y al hecho cierto de que algunos investigadores pudieron haber hecho algo más, sino ya para detener el experimento de Jiankui sí para alertar a las autoridades de aquel país lo que previsiblemente iba a suceder, y finalmente sucedió.

El libro incorpora diversos capítulos sobre los aspectos éticos de la edición genética, sobre la necesidad de abordar la edición de embriones frente a la edición somática, sobre la dualidad con límites poco definidos entre aplicaciones terapéuticas y de mejora y, en este punto, incorpora también al conocido biopirata (biohacker) Josiah Zayner, protagonista también del documental Unnatural Selection. El autor del libro se moja y manifiesta de alguna manera su admiración, que no exactamente aprobación, por las iniciativas alegales o ilegales catapultadas por Zayner o Jiankui, y compara sus acciones, ahora mayoritariamente discutidas y rechazadas, con las propuestas disruptivas de Steve Jobs cuando incluía en sus anuncios de Apple («Think Different«) las alabanzas a los locos, los que no encajaban en esta sociedad, los rebeldes, los que generaban problemas…. «Because the people who are crazy enough to think they can change the world are the ones who do«. Personalmente creo que es una analogía peligrosa y me parece que personajes como Zayner (que ha recibido el apoyo de Church) o Jiankui generan muchos más problemas que soluciones.

En definitiva, Isaacson ha escrito uno de los últimos libros sobre CRISPR, ha podido tener acceso directo a todos los investigadores que han jugado algún papel en la intrahistoria de las CRISPR, sin excepción, y ha podido integrar toda la inmensa cantidad de información actualmente disponible sobre el tema, los libros ya publicados, las entrevistas, artículos, vídeos, etc… por lo que este libro es uno de los más documentados que hay publicados sobre el tema actualmente. Otros libros, que han aparecido algún tiempo antes, como «Editing Humanity» de Kevin Davies también tratan profusamente el tema y me referiré a ellos en futuros comentarios en este blog. El libro de Isaacson está centrado alrededor de Jennifer Doudna, como mi libro Editando Genes, publicado dos años antes, en 2019, que tiene una estructura y capítulos similares, está centrado alrededor de Francis Mojica, para, en ambos casos, reivindicar las figuras de estos grandes investigadores y usarlos de correa de transmisión para explicar la intrahistoria de estas maravillosas herramientas CRISPR. Son libros complementarios. A mi me ha encantado leer este gran libro de Isaacson para conocer muchos más aspectos, personales y profesionales, del universo CRISPR. Existe una versión en español, con el título traducido como «El código de la vida» traducida por Luis Jesús Negro García e Inga Pellisa Díaz para Debate/PenguinRandomHouse.

Finalmente, el libro de Isaacson apunta suficientes detalles para sugerir que personajes como Emmanuelle Charpentier, Feng Zhang, George Church, Eric Lander, Rodolphe Barrangou y otros también merecerían un libro que explicase su versión de esta historia, de este gran avance científico, que ha cambiado nuestra manera de investigar en biomedicina, y, de alguna manera, la humanidad, de forma irreversible y para siempre.

 



2 Comentarios

  1. Al parecer, Isaacson se dispone a escribir ahora la biografía de Elon Musk.

    Desde luego, vivimos una era pródiga en puntos de inflexión…

    “Este gran avance científico, que ha cambiado nuestra manera de investigar en biomedicina, y, de alguna manera, la humanidad, de forma irreversible y para siempre”.

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